Un día como hoy, que mi tristeza estaba a flor de piel, que la angustia se apoderaba de mi pecho, que las lágrimas querían recorrer mi rostro y el Corazón quería salir de mi pecho justo en estas circunstancias fue que te encontré.
Y me encontré con tu mirada, esa que dejaste vertida entre tus letras, y me encontré con tu alma la cual plasmaste a placer, dibujabas con tus versos maravillas que se fueron grabando a fuego en mi mente y se convirtieron en caricias que quedaron marcadas en mi piel.
La sangre corría acelerada por mi cuerpo, el corazón tan solo destilaba emoción, siempre te encontraba a mi lado ¡siempre! Pues te había guardado en mi interior.
Mi ser se embriagaba de tu suave y fina esencia, mis labios anhelaban de los tuyos el sabor y mis dedos dibujaban en el aire tu cuerpo ¡lo delineaban a la perfección! Sentía tocar el cielo entre tus brazos, se llenaba el mundo de placer, placer sublime que solo alcanza quien se entrega sin reservas y con amor puro como debe ser entre el hombre y la mujer.
Hoy doy gracias a la vida por todo esto y todo lo demás que me brindo, pues tu bondad, tu esencia, tus versos, tu amor y tus besos…. Aun con tu ausencia y hasta el día que muera me los quedo yo.
Gracias Dios por darme todos esos días... como HOY…