Quisiera que un día de este invierno la vida cruce nuestros caminos tropezando casualmente, reconocernos tan solo con una mirada, que puedas ver en un instante hasta el fondo de mi ser y que tu corazón irradiando felicidad, ternura y alegría quede prendido al mío sin necesidad de decir alguna palabra, que dialoguen nuestras almas por medio de los ventanales que ofrecen nuestros ojos, que solos nuestros sentimientos se desnuden y decidan permanecer ahí, perdidos en ellos mismos.
Tan solo de imaginarlo mi corazón late apresurado, planifica todo lo que podría hacer al unir nuestras vidas, imagino un lugar alejado en que solo permanezcamos tu y yo, en el podemos hacer que el trinar de las aves no cese, no aturda y que sea la melodía que incite a nuestros cuerpos a bailar pegados sintiendo el roce suave, tímido y un tanto acalorado, que la naturaleza despida sus delicados aromas de esas que embriagan los sentidos que crean el ambiente perfecto para un par de enamorados; en conjunto imagino la magia del momento, la suspensión del tiempo petrificando el paisaje intentando hacerlo eterno.
¡Ah Que hermoso sería! Ver esto cristalizado en realidad, que no fuese tan solo un sueño, un deseo, sí, que no fuese un deseo que me provoca el placer de amarte aun sin poder contemplarte.
Dedicado a una maravilla de hombre que dios se encargo de poner en mi camino para que me acompañase en los mejores y peores momentos de mi vida, gracias por ser y estar.