Triste vida,
la que por ti llevo,
desde que te has marchado,
no hay sol que alumbre,
mis penas amargas, sombrías.
El corazón late lento
como queriendo no hacerlo,
es por el sufrimiento
que me causa este sentimiento.
Yo que siempre creí
a la soledad buena compañera
ahora que te conocí
la vi tal cual era.
Hoy solo vivo anhelando el momento,
que nuestros caminos se crucen de nuevo
y vengas a encender esa vela de vida,
que se ha apagado en mi desde el día de tu partida.
Solo una llama, mantengo encendida
la llama de la esperanza
que me tiene con vida
esperando tu regreso
y enciendas con un beso
la pasión en mi dormida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario